Tránsito de Neptuno en Piscis


Definición de Neptuno

Quién soy es uno de los interrogantes más recurrentes de nuestra historia  desde que la humanidad expresó el poder de su pensamiento. Ser o no Ser es una cuestión metafísica eterna a la que Neptuno, el planeta de la fantasía e inspiración, no responde, más bien contribuye a enredar más.

El descubrimiento de Neptuno se remonta al otoño de 1846, aunque los dibujos de Galileo, unos siglos antes en 1612, ya demostraban su existencia,  este científico lo confundió con una estrella cercana a Júpiter.Su composición y densidad se asemejan a la de Urano, tiene 13 Lunas y tarda aproximadamente de 12 a 14 años en transitar por un signo. Ahora entra en Piscis el 4 de febrero 2012 y se quedará hasta el 30 de marzo del 2025.

Es un planeta de los llamados transpersonales, que junto a Urano y Plutón nos proponen cambios muy sustanciosos a nivel colectivo y personal. Por una parte Neptuno se asocia a la trascendencia,  inspira creatividad, es el planeta del arte, de la música, de la fuerte imaginación, de la naturaleza poética, de la sensibilidad, de lo abstracto, seductivo y del misterio. Representa el idealismo, la iluminación, la utopía, el surrealismo, el sentido de la unidad mística y la percepción extrasensorial. Rige la glándula pineal y el sistema nervioso vegetativo. Por otra, puede provocar estados alterados de la psique y las disonancias llegan hasta generar fuertes dependencias, sectarismo, confusión, errores de interpretación, conducta desordenada, neurosis, ilusiones frustradas, excentricidad, extravagancia y desintegración. Sabemos, sin exagerar, que todas estas definiciones son parte de la expresión de nuestra realidad cotidiana.

¿Pero qué nos transmite y propone la energía de este planeta que provoca tanta contradicción?

Neptuno influencia nuestro Yo holístico, nos da el deseo de trascender, comprender que la necesidad de buscar más allá de las fronteras de lo establecido es parte de nuestra condición humana. Neptuno nos lleva a  disolver nuestro Yo egoico y nos enseña a elevarnos. No obstante esta es una experiencia que ya nos es familiar. Cuando en el útero materno somos esa conciencia difusa, nos sentimos unidos a la madre, -ella y yo somos uno-, no tenemos consciencia individual, en ese cálido útero, esta es la sensación del sentimiento oceánico que nos propone Neptuno. Y esto es lo que nos permite religarnos a este pasado que es nuestro futuro, porque las vidas se suceden unas a otras en el torrente de la existencia y Neptuno, que es un disolvente de fronteras, entre personas, tendencias, situaciones, entre nuestra identidad consiente y la inconsciente, nos lleva a establecer contacto consciente con todo ello.

Así es como este planeta se asocia a la confusión, a lo irreal, a la falta de identidad tangible y definida, porque nos hace perder de vista, cuando nuestra personalidad profana lo requiere, los límites para percibir un mundo mucho más vasto. Pero también nos lleva a disolver la idea de rigidez, de individualidad y separación para descubrir la unidad subyacente en toda vida y aprender a reconectarnos con ella, desde lo simple a lo más elevado. La poesía, la música, la meditación forman parte de esas sensaciones que nos elevan y nos llevan a otras dimensiones del ser.

Neptuno en la mitología romana, Poseidón en la griega era el dios de los mares, ríos y aguas subterráneas. Hijo de Kronos y Rhéa, habitaba las profundidades marinas y envidiaba a su hermano Zeus. Enfadado con las Aguas que lo sometían, de su tridente salían las peores tempestades, pero también la magia, la vida emergente. Así es como se comportan nuestras emociones, unas son sensibles, llenas de magia y belleza, otras se enfurecen y amenazan nuestra estabilidad.

¿No sería Neptuno el que inspiraría la prosa del célebre escritor francés, Marcel Proust en su famoso relato: “En Busca Del Tiempo Perdido”, o la de Milton: “El Paraíso Perdido”, o la obra surrealista de Dalí, y de tantos y tantos genios?

La genialidad es inherente a toda condición humana, el problema es descubrir dónde está, rescatarla. Esta es una empresa que todos acabamos por emprender y que Neptuno nos facilita, porque la búsqueda del edén se asocia a la necesidad de encontrar el origen para emprender el camino de vuelta al hogar, a este paraíso que buscamos en la Tierra y que anida en nuestro interior. Algunos lo desean tanto que se recrean en estados alterados de conciencia, el éxtasis mediante drogas, alcohol o incluso la mística. La fantasía está bajo los dominios de Neptuno. Es Alicia en el País de las Maravillas, ese estado de insatisfacción que busca salida, pero nadie más que nosotros mismos puede salvarnos.

Neptuno puede estar representado por un dios, un demonio, una superestrella, un arquetipo que nos llevará hacia esa fantasía de vida que nos satisface más que la que llevamos. Nos invita al viaje de los sentidos, pero también a la nebulosa, a objetivos desproporcionados, a una visión del infinito o del desplome de nuestras estructuras. De la iluminación a la locura, de estados de conciencia elevados al “bordeline”, de un comportamiento dionisiaco, a la sabiduría crística.

Neptuno en nuestras vidas

Sin duda este es el momento de reconocer la presencia de lo Divino en nosotros en vez de proyectarla fuera sobre distintas tendencias, dioses y diosas de cartón piedra. Es el momento de asumir que somos la autentica fuente del “bien y del mal”.

El cambio depende de la voluntad individual y del desarrollo de nuestra  capacidad para efectuar elecciones independientes pero destinadas a la colectividad. Si bien Neptuno disuelve los contornos, tenemos la necesidad de autodefinirnos para contarle a la humanidad lo que ese Yo unitario puede hacer por los demás. Este es la tarea que nos espera con la entrada y la presencia de Neptuno en Piscis durante más de una década. Piscis es el signo que representa la humanidad entera.

El tránsito de Neptuno nos propone bucear en esos dos mundos, el consciente e inconsciente, aumentar nuestra capacidad de ver las cosas desde otros ángulos, trabajar la empatía a muchos niveles. La idea de que nuestro yo termina en un lugar determinado y el tú empieza en otro es lo que nos aleja de la trascendencia.

Tal y como lo expresa un gran maestro y filósofo del siglo XIII, Mester Eckhart: “todo lo que el hombre tiene externamente en la multiplicidad es intrínsecamente Uno”. Neptuno representa esa necesidad de disolver esa separación.

Bajo los dominios de Neptuno también está la ciencia. La física ortodoxa veía hasta ahora las cosas como partes separadas de una realidad aislada de su contexto. Pero la física cuántica que investiga las partículas subatómicas descubre por el contrario que no se puede identificar el electrón, tratar de medir su comportamiento en el tiempo y en el espacio, porque no está en un único lugar, está allí donde el observador detiene la mirada. Si llevamos este planteamiento a la experiencia humana, vemos que la paradoja se plantea en la definición de objetivos concretos, no podemos analizar o determinar las situaciones desde un único ángulo, todo dependerá de la visión particular, de cómo se siente y vive cada acontecimiento, al gusto del consumidor.

Todo está en todas partes formula el científico Richard Prosser. David Bohm, físico cuántico dice que el universo debe ser entendido como un todo indiviso y Ken Wilber, uno de los padres de la psicología perenne, y de los que más han contribuido al desarrollo de la psicología transpersonal, afirma que cada cosa y acontecimiento están interconectados entre sí en un entretejido sin costuras del universo. Más reciente son las afirmaciones de otro científico, J.P. Garnier Malet que publica su teoría del desdoblamiento del tiempo y con ello el mecanismo por el cual nuestros pensamientos e intuiciones nos llevan a proyectar el futuro que deseamos.

Con todo ello, ¿cómo podemos pensar que estamos separados de la realidad del vecino?

Neptuno es esa parte de nosotros que se conecta con el centro de ese universo holístico y los tránsitos provocan esa sed de reunificación. Renunciar a ese sentimiento individualista es un arduo trabajo. El deseo de expansión, de crecimiento espiritual es algo intrínsecamente ligado a la condición de dioses creadores de un universo cada vez más expansivo y prolífero.

Experimentar nuestra naturaleza más mística, más desligada de la realidad aquí y ahora sin dejar de vivirla intensamente parece una paradoja. La sensación oceánica es fácilmente identificable cuando meditamos. Nuestra conciencia se expande, se eleva y experimentamos la no separación.  Pero esa percepción también se expresa cuando deseamos morir. El deseo de huir está bajo el amparo de Neptuno. Se trata de la confusión que nos embarga cuando sentimos que hemos perdido el Norte, cuando parece que las estructuras conocidas se desmoronan bajo nuestros pies, lo que por cierto está sucediendo cada vez más en estos momentos.

Neptuno activa las alarmas, Mátrix nos engluye, teniendo la impresión de no ser de aquí o de allá, de estar “fuera” y esto nos irrita, nos infunde temor y se instala la depresión, problema que afecta a millones de personas en el mundo. Lo que nos lleva al cambio, hacia un “algo mayor” nos estremece. Desconocemos por completo la fantástica dimensión de nuestro ser, el poder de nuestra identidad más trascendente, por una parte nos urge conectar con ella, por otra nos da miedo perder nuestra seguridad.

Neptuno en la Astrología Cabalística

La Astrología Cabalística nos dice que Neptuno es la octava superior de Mercurio, representando la mente universal y superior que nos invita a mirar las estrellas. Neptuno actúa de catalizador de todo deseo que no hemos cumplido y que en nuestro fuero interno queremos realizar. Pero sus métodos son confusos. Nos ofrece la posibilidad de ir contra corriente, de liberarnos, nos sorprende, pero no nos dibuja un mapa claro de la situación y nuestras vidas pierden contorno y eso nos turba.

Decía el gran maestro del psicoanálisis, Carl Jung, que el inconsciente empuja al hombre, lo lleva contra las cuerdas para obligarle de una forma o de otra a actuar. El atasco parece liberarse con un tránsito de Neptuno, se desdibuja la carretera, el vehículo se desplaza al compás de nuestros deseos, su propósito es desconcertarnos y en la mayoría de los casos, lo consigue.

Neptuno en su movimiento de avance y retrogradación nos pone en alerta máxima durante mucho tiempo, nos mete en situaciones en las que la legalidad está en entredicho, entendiendo por legalidad no sólo lo que atañe la ley, sino todo lo que es o parece normativo. Todo lo que es extraño, raro, especial entra dentro de su campo de acción. Dejar de comer ciertos alimentos que antes ingeríamos, aprender Cábala o abandonar la comodidad de un trabajo de funcionario son acciones que pueden estar fuera de la “norma”.  Renunciar o salirse de los parámetros considerados “normales” es para muchos un tema tabú. ¿Pero qué estructuras puede desmontar Neptuno?, evidentemente todo lo que amenaza con limitar o retrasar nuestra evolución.

Las claves de Neptuno en Piscis

Teniendo en cuenta que Piscis es el que cierra el espacio zodiacal y es el signo que asociamos al trabajo emocional, a las pruebas, a la humanidad, el paso de Neptuno por su estancia va a suponer una revolución profunda del arquetipo sentimiento-emoción. Vamos a tener que encajar algunas pruebas. Todo lo que no lleve el sello de la autenticidad, de la compasión, de la solidaridad, de la sinceridad, permitiendo esa visión holística del mundo, fomentando la empatía y la generosidad, estará destinado a fracasar. El desarrollo del tercer Ojo, de la mente intuitiva, de lo que está más allá de las fronteras de lo preestablecido, los contactos con otras dimensiones van a cobrar un protagonismo muy especial. El potencial emocional es el que se va a manifestar como un tsunami. De nosotros depende que arrase nuestras circunstancias o que por el contrario sepamos canalizar esa formidable energía para que no nos lleve a la desesperación. Desmelenarnos, ser capaces de vencer los miedos, de buscar nuevas aventuras donde sentirnos más vivos y activos es un excelente remedio contra esa locura social que nos atenaza. La crisis no está fuera, la llevamos dentro, es la oportunidad del cambio.

Tránsito de Neptuno por las Doce Casas

Los tránsitos de Neptuno por las 12 Casas Zodiacales no pasarán inadvertidos. Estas son las principales líneas de actuación de este planeta en cada sector. Para quienes no tengan hecha su carta astral e ignoran en qué Casa transita, (desde el Ascendente), pueden calcularlo desde la posición del Sol. Así tendremos que para un Aries Neptuno en Piscis estará activando su Casa XII, para un Tauro, la Casa XI, y así para todos lo signos contando el signo solar como si fuese la casa I. Teniendo en cuenta que el Sol en el signo representa el trabajo que tiene que llevar a cabo la conciencia, o sea que es su programa humano, será fácil comprender la importancia de este tránsito, dará claves para que el trabajo personal pueda realizarse.

Casa I o Ascendente. Neptuno que representa esa nebulosa, lo incierto, la mística nos induce a disolver cualquier frontera, y difumina el sentimiento de identidad. Descalabra nuestros planes, nos lleva a experimentar lo que es tener confianza en lo que no se ve, en crecer como personas sin esperar a tenerlo todo muy controlado. Permite iniciarnos en la aventura de la vida de una forma especial. Explorar lo que no está resuelto, estimula el deseo de trascender, de probar con nuevas vías de experimentación, sacudirnos lo que nos oprime. Se trata de un renacimiento estelar que afecta todo nuestro sistema de navegación, desde lo más sutil a lo más denso.

Casa II. Los cambios afectan los valores, el sistema de gestión económica. Pueden aumentar los deseos de bienestar material o la experiencia de que algo “especial” ocurra. Como Neptuno suele fomentar más caos que armonía, la confusión está servida y llevarnos a terrenos peligrosos para nuestra tranquilidad, inversiones arriesgadas, o descubrir valores que ignorábamos. Es la sensación de que todo es posible. Pero cuidado, también puede favorecer los engaños, el despilfarro. También fomenta las donaciones, la generosidad, el desapego. Lo que antes nos importaba, deja de hacerlo. Perder para ganar, para volver a perder… pero enriquecernos, tantear otras opciones de ganarnos la vida forman parte de la dinámica de este tránsito.

Casa III. Los cambios de mentalidad, de comunicación son frecuentes con la presencia de Neptuno en este sector. Tener más intuición y una mentalidad más abierta para quien se ha cerrado al mundo. Muy sensibles a las influencias exteriores, todo lo que está más allá de lo “normal”, nos puede atraer poderosamente. Interpretar y malinterpretar puede ser una tendencia que se manifieste durante el tránsito. Descubrir que las cosas son distintas de cómo creíamos, e identificar frustraciones. Todo parece tomar más relevancia, la metafísica, los estudios, los hermanos. Las ideas luminosas.

Casa IV. Neptuno en el sector de las emociones, la familia, las raíces y todo lo que nos relaciona con la cuna de nuestra educación, va a proponernos cambios y posiblemente difuminar nuestra seguridad emocional. ¿Hacia dónde nos movemos, en qué lugar estamos? Todo se mueve, del pasado al presente, lo que hemos construido, los recuerdos, los cimientos, los miedos a perder. Las pautas que nos han regido, los complejos no resueltos con la madre, la necesidad de indagar en nuestra psique todo puede estallar durante este tránsito por la IV.

Casa V. La creatividad se dispara con la presencia de Neptuno por este sector que nos habla de la suerte, de la capacidad de poner en marcha proyectos. Carisma y éxtasis, imaginación al poder, el artista que hay en nosotros busca salida y nuevos canales de inspiración y manifestación. El placer es una excelente oportunidad para experimentar. Puede que descubramos el amor de alma gemela o el apasionante juego que es la vida.

Casa VI. Trabajo y salud, dos esferas de la vida de las que depende nuestra estabilidad personal. Este tránsito nos permite salir del tedio, revisar pautas, actitudes frente a la vida. ¿Qué queremos hacer con nuestro cuerpo, con nuestra calidad de vida? Abrirnos al mundo de las terapias alternativas puede ser una salida. La Casa VI nos impone sentido común, pero Neptuno en cambio nos induce a descubrir cosas que están más allá de lo aparentemente razonable. Sanarse a uno mismo es una buena opción. El trabajo también puede verse alterado, trastornado, que debamos aceptar o renunciar a situaciones y que los planes salgan exactamente al revés de lo que habíamos previsto. La consigna de Neptuno en VI es estar dispuestos al cambio.

Casa VII. Las relaciones sociales, con la pareja o el socio, ese enemigo oculto que nos lleva a conocer más de cerca lo que subyace en nuestro interior gracias a su reflejo. Si hemos deseado mucho el cambio, éste puede llegar sin avisar. Es posible que nos llame la atención alguien que está en las antípodas de dónde residimos, o que nos enamoremos de una persona muy “especial”. Idealismo, extremismo, misticismo, todo cabe en el amor cuando éste decide ayudarnos a experimentar. Los tránsitos de Neptuno pueden fomentar tanto  la necesidad de asociarnos, como de divorciarnos.

Casa VIII. Un sector que nos habla en clave, donde la confusión y la diversión están garantizadas. Las herencias, las inversiones, el sexo y el amor oculto, el esoterismo. Todo se mezcla en esta Casa, que nos invita experimentar para llevarnos contra las cuerdas. Neptuno difumina y en la VIII  podemos perder hasta la camisa si estamos aferrados a “algo”. La disolución egoica, la muerte de las tendencias caducas para dar paso a la renovación.

Casa IX. Nuestro sistema de creencias está a punto de cambiar con el tránsito de Neptuno por el sector de los grandes viajes y la filosofía de vida. Cambios que nos ofrecen la posibilidad de pulverizar las fronteras de lo establecido y aunque nos resistamos, éstos acaban por salirse con la suya. Con Neptuno en IX comprendemos que no hemos descubierto aún lo más importante y eso nos lleva a explorar mundos lejanos, a veces descuidando lo que tenemos cerca. El entusiasmo se desborda y perdemos de vista la finalidad de nuestros propósitos. Pero en esa sed de aventura, entre la confusión y el anhelo, nos acercamos cada vez más a la trascendencia experimentando nuestro dios interior.

Casa X. Neptuno en la X puede plantearnos serios dilemas, y es lo que no nos gusta de nuestra profesión. Reconsiderar toda una experiencia profesional no resulta nada fácil. Nos falta motivación, Neptuno nos la proporciona, pero puede que sea metiéndonos en un campo totalmente distinto al que hemos conocido. Cambiar de orientación puede ser la mejor opción y aunque no sepamos cómo ni por qué, el vuelco es inevitable y no deja indiferente a nadie.

Casa XI. Neptuno en XI nos pregunta ¿qué estamos haciendo con nuestro talento, con los ideales, con la capacidad para reinventar el mundo. Lo que antes nos dejaba indiferentes o de lo que pasábamos, ahora molesta o nos interesa. Los ideales neptunianos son aquellos que nos llevan a bucear en la sopa cuántica, más allá en  nuestra identidad y utiliza diversos medios, los amigos, las asociaciones, los grupos de vanguardia para ayudarnos a ensanchar la visión reducida de la realidad y abrazar una versión más holística y total de la humanidad. El mundo es un vasto continente, una dimensión que debemos explorar. Estar dispuestos a descubrir un sinfín de posibilidades pero sin poseer un manual de instrucción es propio de este planeta.

Casa XII. La sensibilidad aflora con este tránsito de Neptuno en la XII. Tomamos conciencia de lo que subyace en las profundidades de nuestra psique, en los mecanismos que nos hacen vivir o pensar, sentir de cierta manera. Neptuno en XII remueve sentimientos muy profundos, nuestras frustraciones. Nos permite comprender procesos, perder la identidad para reencontrarla y reconectarnos a nuestra autenticidad. Neptuno nos ayuda a entrever lo mejor y lo peor. El propósito es llevarnos contra las cuerdas para obligarnos a resolver los conflictos ocultos y sanar las heridas de un pasado que ya no puede volver. La percepción de una sociedad mejor es posible con Neptuno en XII, porque con las antenas puestas, podemos sintonizar con la mejor versión del mundo y reproducirla.

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