Método de la Sanación Cuántica Aeónica






Método de la Sanación Cuántica Aeónica

El aspecto más importante en el cual se fundamenta el método de la Sanación Cuántica Aeónica es la concepción de que en el cuerpo humano existen puntos particulares a partir de los cuales la energía puede ser suministrada para reestablecer o mantener el equilibrio energético requerido para conservar la salud. Estos puntos, denominados puntos de sanación, son centros energéticos que se corresponden con ciertos ganglios específicos. Estos centros son considerados como nódulos dispuestos a lo largo de una red nerviosa existente en el organismo y funcionan como una especie de tomacorriente o interruptores, a partir de los cuales se puede expandir o distribuir la energía hacia otras regiones u órganos del cuerpo humano. Cada uno de estos puntos de sanación requiere una energía con una vibración específica, pues cada uno está relacionado con un tipo de enfermedad particular cuyo origen se debe al déficit de una determinada vibración energética. Cuando un sanador proyecta esta energía sobre los puntos de sanación lo hace precisamente para compensar dicho déficit.

En la Sanación Cuántica Aeónica se aborda el cuerpo humano desde un concepto cuántico de energía, desde este punto de vista se considera que la estructura de nuestro organismo no se limita a la captada por nuestros sentidos sensoriales básicos, conocida por todos como la anatomía del cuerpo humano, de apariencia material predominantemente sólida o líquida, sino que además existe toda una anatomía energética. Es más, el cuerpo físico también es interpretado como un cuerpo energético, cuya baja frecuencia es lo que hace que nuestros sentidos lo aprecien como algo material.

En general se cree que existen diversos cuerpos energéticos de altas frecuencias los cuales pueden ser advertidos en mayor o menor cantidad y nitidez dependiendo del desarrollo psíquico del observador. Coincidimos con la mayoría en la descripción de siete cuerpos energéticos, cada uno con un propósito particular y una naturaleza distinta, al conjunto de los cuales se les suele denominar aura humana. Cada uno de estos cuerpos está influenciado por la energía de un tattwa en particular del cual ha sido constituida su esencia básica. Luego estas siete energías se repiten a un nivel energético más sutil conformándose siete nuevos cuerpos, y así sucesivamente se siguen expandiendo y haciéndose cada vez más y más sutiles.

Por otra parte, la intersección entre los campos electromagnéticos de cada uno de los cuerpos que conforman el aura humana y las corrientes energéticas verticales, la descendente proveniente de la Divinidad (que determina la función específica de cada órgano) y la ascendente proveniente de la Madre Tierra (que sustenta la consistencia de cada órgano y permite su delimitación) da origen a los chakras. En esta intersección el remolino que se forma constituye un vórtice donde la concentración de la energía es mucho mayor. Los chakras giran continuamente, su velocidad y grado de apertura está estrechamente relacionado con el tipo de pensamientos y emociones que se manejen, lo cual repercute en la capacidad de captar en mayor o menor grado la energía, lo que se traduce en mayor o menor vitalidad.

No es difícil deducir entonces, que las energías discordantes producto de nuestros pensamientos o emociones erradas cambian la configuración de los cuerpos energéticos, esto produce un desequilibrio de los chakras, lo que a su vez causa el desequilibrio energético de los órganos asociados a éstos, hasta que finalmente se crea tal distorsión que se concreta en una enfermedad.

Desde el punto de vista de la Sanación Cuántica Aeónica, la enfermedad es entendida como el déficit o carencia de determinadas frecuencias de energía cuyo origen proviene del desconocimiento del correcto pensar, sentir y obrar.

PROCEDIMIENTO

El método de la Sanación Cuántica Aeónica consiste básicamente en anclar la energía radiante y proyectarla, mediante determinado movimiento de las manos, hacia ciertos puntos de la anatomía humana, denominados puntos de sanación. Estos puntos tienen una ubicación específica y se trabajan sobre las dos polaridades energéticas del cuerpo humano, con la finalidad de lograr su nivelación o equilibrio. Además consta de otras fases mediante las que se realiza la relajación profunda, se armonizan los chakras principales, se reprograman los sistemas del organismo, se remueve la energía tóxica de la enfermedad y se limpia el campo aural de los individuos que la reciben. Incluye también otras prácticas que se aplican adicionalmente, según sea el caso, para el tratamiento de enfermedades específicas.

Otro aspecto importante que forma parte de la Sanación Cuántica Aeónica es que el sanador puede ser asistido por un Maestro de la Medicina Universal y recibir sus orientaciones o guía durante la aplicación de la sanación, siempre que así lo permita y se prepare para elevar su percepción sensorial.

El procedimiento de la Sanación Cuántica Aeónica es sencillo y práctico de aplicar, tiene una duración aproximada de 15 a 20 minutos, se proporciona solo una vez por semana, salvo en el caso de pacientes que padezcan una enfermedad grave, los cuales se tratan cada cinco días. La sanación se debe realizar en un recinto acondicionado única y exclusivamente para estos fines. Se puede practicar en hospitales, clínicas o en los hogares particulares en el caso de aquellas personas que debido a su gravedad se les imposibilita asistir al recinto de sanación.

Este método no debe ser adulterado ni combinado con otros métodos de sanación en el mismo recinto o en el mismo espacio-tiempo, debido a que este hecho causaría una combinación energética que desde todo punto de vista es contraproducente tanto para el paciente como para el mismo sanador.

La Sanación Cuántica Aeónica tiene otras modalidades que la complementan, como lo son la práctica de la sanación a distancia realizada cuando los pacientes no pueden asistir al centro de sanación, ni el sanador puede acudir a su encuentro y la autosanación, mediante la cual el sanador tiene la posibilidad de administrarse sanación a sí mismo.

PUNTOS DE SANACIÓN

En la Sanación Cuántica Aeónica la energía solar o vital universal captada por los sanadores se aplica sobre diez puntos particulares, cinco por el lado derecho y cinco por el lado izquierdo. El lado derecho del cuerpo humano representa la potencialidad sanadora de la enfermedad, desde este lado se deben estimular los centros energéticos (puntos de sanación) cuya activación va a permitir bloquear el efecto dañino (desequilibrador) de las mismas. En el lado izquierdo estos centros energéticos están asociados a la formación de la enfermedad en sí. El lado izquierdo contiene predominantemente la energía cuya polaridad (-) permite la concreción de dolencias, mientras que el lado derecho contiene la otra polaridad (+) cuya potencialidad es eliminar dicha concreción. Ambos tipos de energías deben estar en equilibrio para que haya una buena salud, tanto física, como mental, emocional o espiritual.

Primer punto: ubicado encima del lóbulo o pabellón de la oreja, está asociado con las enfermedades mentales y se relaciona con la glándula hipófisis. Las enfermedades mentales son aquellas ocasionadas por pensamientos discordantes u obsesivos, recurrentes. La emoción del miedo estimula este tipo de pensamientos. Una emoción de miedo generalmente se traduce en inseguridad y ésta dispara una serie de pensamientos dañinos logrando ocasionar muchas veces disritmias y hasta tumores cerebrales.

Segundo punto: está ubicado debajo del lóbulo de la oreja. Este punto está asociado con la glándula pineal o epífisis y se corresponde con las enfermedades de la luz o astrales. Las enfermedades de la luz son aquellas que se originan debido a la falta de conciencia y generalmente producen tristeza, vacío interior y grandes brotes alérgicos, la mayoría de los cuales se manifiestan en la piel. Si además se sufre de miedos surgen otros malestares, los cuales conjuntamente con las enfermedades mentales, son los causantes de muchos de los dolores de cabeza.

Por falta de conciencia entendemos el desconocimiento o negación de la existencia de Dios y la no aceptación de gran parte de lo que acontece en la vida de un ser humano. Alcanzar la luz es lo mismo que adquirir conciencia de lo que realmente somos, somos entes espirituales formando parte de la misma esencia Divina, que adquirimos un cuerpo en nuestra existencia terrena para poder llevar a cabo la experiencia requerida en el aprendizaje que nos corresponde. Lejos de luchar contra los acontecimientos que nos van marcando las pautas de lo establecido en nuestros planes Divinos, debemos adoptar una postura de escucha, aceptación, reflexión y aprendizaje de las lecciones asociadas a los mismos.

Tercer punto: ubicado a la altura de las axilas, está asociado con el timo y las glándulas tiroides y paratiroides. Este punto hace referencia a las enfermedades circulatorias y tiene que ver fundamentalmente, con el movimiento y la fluidez de los pensamientos y las emociones. Una emoción, cualquiera que ésta sea, se debe dejar fluir, se debe dejar que siga su corriente natural. Cuando una emoción surja debe aportársele los canales para que se vaya libremente. Cuando una emoción se reprime o se bloquea, cuestión que generalmente se hace a través de los pensamientos, se producen enfermedades que se manifiestan en el torrente sanguíneo.

Cuarto punto: está ubicado a la altura de la ingle, se relaciona con el páncreas, las glándulas suprarrenales y las gónadas (ovarios y testículos) y concierne a las enfermedades digestivas. Este aspecto se refiere a la aceptación y asimilación de ideas o creencias, pensamientos y emociones. Cuando alguien conoce y aparentemente acepta algo como una verdad pero no lo asimila en profundidad, se produce una indigestión. La indigestión puede ser de tipo mental, emocional o espiritual.

La indigestión mental es causada por la naturaleza densa de ciertos pensamientos o por pensamientos contradictorios que se mantienen constantemente en un individuo y que son discordantes con su nivel de conciencia. Por ejemplo, una persona que tenga el suficiente nivel de conciencia como para reconocer la existencia de Dios, percibir su presencia, entender la naturaleza del amor y ejercer prácticas espirituales para mantenerse en un estado de paz y armonía, no tendría sentido, independientemente de la razón argumentada, que deseara mal a alguien o tuviera deseos de venganza. Entonces, si así ocurriera, sufriría de inmediato una indigestión. Los pensamientos de venganza o malos deseos son totalmente incongruentes con los pensamientos de reconocimiento de Dios y amor a sus semejantes, y por lo tanto también son incompatibles con el nivel de conciencia en el que se logra experimentar estos últimos. También se produce indigestión mental cuando no se está preparado aún para asimilar las ideas o pensamientos que se están tratando de aprender o éstos se dan en mayor cantidad de la que se está en capacidad de captar.

La indigestión emocional ocurre de igual modo, pues las emociones también están asociadas al nivel de conciencia de cada individuo. Cuando se tienen emociones que no se corresponden al nivel o grado de conciencia de una persona o se mantienen emociones incoherentes o contradictorias también se produce una indigestión. El miedo es una emoción particularmente dañina y es la causante de la mayoría de las indigestiones, porque su acción es inhibidora. No permite el fluir, ni la asimilación de los pensamientos y emociones correctas. Lo contrario del miedo es el amor. El amor es más que una emoción, es la vibración más alta que existe y mediante ella se puede transformar cualquier emoción discordante. La ira, el odio, el miedo, el rencor, todo puede ser diluido y transmutado mediante el amor. Entre más amor exista en nuestro corazón, habrá menos posibilidad de que tengamos una indigestión por causa emocional.

La indigestión espiritual ocurre cuando se realizan prácticas espirituales inadecuadas con el nivel de conciencia de quien las ejerce. Muchas veces por querer crecer en conciencia a un ritmo mayor del debido, algunas personas se imponen prácticas espirituales para las que aún no están preparadas o se inician en diversas corrientes, creyendo que de este modo adquirirán un mayor nivel de conciencia. Todo crecimiento espiritual tiene su propio ritmo, se requiere de paciencia y perseverancia y es una práctica totalmente personal. Hay diversos caminos para lograrlo, cada quien debe conseguir el suyo.

Cada práctica espiritual tiene sentido o está asociada a un nivel de conciencia particular. Ninguna se puede calificar de dañina o inconveniente, sencillamente no todas son buenas para todos. Entre mayor es el nivel de conciencia menos implementos o ritos se requieren. Aquellos individuos de conciencia superior logran una conexión directa con el Padre, se saben chispa divina y pueden prescindir de todo lo demás. No requieren de ritos, ni imágenes, ni altares, su altar más preciado está en su propio interior. Es allí donde se establece una verdadera comunión con Dios, lo saben y lo cuidan. Cuidan su cuerpo “físico” como única morada del Padre, y en consecuencia, lo mantienen libre de todo aquello que pueda ser contrario al amor, que es la vibración perfecta para que el Padre more allí.

Quinto punto: corresponde a las enfermedades psicosomáticas, está ubicado a la altura de las rodillas y no está asociado a ninguna glándula endocrina en particular. Cuando se dice que este punto se corresponde con las enfermedades psicosomáticas, se refiere a que es en los vórtices de las rodillas donde se inicia el proceso de somatización de toda enfermedad, cuyo origen es psicológico. Es decir, es psicológico el miedo, los pensamientos encontrados, las emociones discordantes, la carencia de una elevada conciencia, entre otros. Inclusive el que una persona se alimente mal, en el sentido de que ingiera alimentos y bebidas y mantenga vicios que perjudiquen su salud, se debe a la ignorancia, miedos, temores, autoagresiones, por mencionar algunos aspectos causantes de dicha actitud.

El punto de la enfermedades psicosomáticas es el estabilizador de todos los demás, en este se condensan las energías más dañinas así como las emociones más densas, relacionadas con el orgullo, el ego, que son las emociones que precipitan muchas enfermedades e impiden el crecimiento espiritual.

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