MEDITACIÓN ENERGÉTICA
FASE 1. La conexión
Tumbados o sentados, en una posición en la que nos sintamos completamente relajados, siempre buscando que existan las menores tensiones posibles en nuestro cuerpo, empezaremos por conectar con la respiración a través del contacto de la misma con nuestras fosas nasales, es decir, observaremos la sensación táctil de la respiración, tanto en su entrada con en su salida del aire.
En esta primera conexión táctil con la respiración no tendremos que hacer nada en especial. Sentiremos cómo el aire entra sencillamente penetrando por todo nuestro cuerpo, en la inhalación, y cómo sale por el mismo causándonos una agradable sensación de vaciamiento, de descarga de las tensiones físicas y mentales.
En la inhalación nuestra sensación será, por tanto, de intensa plenitud, en la exhalación, de intensa descarga y alivio al soltar las tensiones. Si nos surgieran pensamientos, bloqueos, cualquier tipo de distracción, no hay que preocuparse, muy pausadamente, sin añadir tensión alguna, volveremos a esa tarea de conexión con nuestra respiración. Podremos visualizar la respiración como si fuesen las olas que produce el mar en un día de marea calmada y placentera, tal que la respiración fuera esas olas sobre las que flota nuestro cuerpo y se deja llevar armónicamente.
Observaremos todo nuestro cuerpo en general, siempre a partir de la entrada y salida del aire por las fosas nasales, y poco a poco iremos sintiendo cómo el aire penetra y sale por todos los poros de nuestra piel, por todos los órganos de nuestro cuerpo. El aire nos sana, relaja, invade de dicha, es como un alimento energético que nos transporta a una comprensión plena de nosotros en este estado meditativo. Estaremos de 3 a 5 minutos en esta primera fase.
FASE 2. Tomar y soltar el prana
El prana es la energía que absorbe nuestro cuerpo para vivir, es, en definitiva, el aire vital del que nos nutrimos. Al tomar conciencia de este hecho, que se manifiesta en la respiración, ampliamos nuestra capacidad de absorber con mayor profundidad y enriquecimiento este aire vital. Por tanto, a continuación vamos a visualizar este proceso tan intenso con el fin de percibirlo en su manifestación más elevada.
Recordemos dónde están situados los chakras del primero al sexto, pues seguidamente focalizaremos la atención sobre ellos: el primero en el perineo, entre ano y genitales; el segundo en la región pélvica; el tercero a la altura del plexo solar, entre ombligo y corazón; el cuarto a la altura del corazón; el quinto en la zona de la garganta y el sexto a la altura del entrecejo.
Imaginamos que el aire penetra en forma de luz multicolor y brillante. Al inhalar llenamos de luz curativa el chakra primero, al exhalar esa luz se esparce fuera de nuestro cuerpo, de la habitación, de la casa, de la ciudad… hasta abarcar toda la Tierra y finalmente todo el Universo. Hacemos una relajada inhalación y exhalación por cada chakra, desde el primero hasta el sexto y desde el sexto al primero. Al volver a la inhalación, visualizamos de nuevo esa luz luminosa e infinita, que como los rayos del sol, aporta una placentera sensación de calor al cuerpo.
La luz ingresa y purifica cada chakra, cada vez es más intensa su brillantez y resplandor, más sanadora, cálida y relajante. En la inhalación tomamos la luz, el aire brillante y vital que parte del Universo, en la exhalación esa luz sale de nosotros, soltada, y es devuelta en su ilimitada extensión hacia todo el Universo.
Este proceso de toma de aire luminoso y devolución lo hacemos en cada inhalación y exhalación, respectiva y alternativamente, cada vez en un chakra, de arriba abajo y de abajo a arriba. Estamos de tres a cinco minutos.
Finalmente, vamos a profundizar en un chakra concreto, percibiremos cuál es el chakra que más necesita de ese prana y nos quedaremos observando, como en el proceso anterior, solamente esa zona concreta del cuerpo, llenando y esparciendo ese energía luminosa y cálida. Estaremos alrededor de tres a cinco minutos.
FASE 3. Absorción total del prana
En esta siguiente fase de nuestra meditación vamos a sentir la libertad y el beneficio intenso de la respiración, del prana que absorbemos y va purificando, alimentando nuestro cuerpo de relajación interior, vitalidad equilibrada y armonía placentera. Percibiremos el aire, en cada respiración, en su sensación táctil al atravesar las fosas nasales, observando la expansión del vientre en la inhalación y así su ascenso a los pulmones, siempre manteniendo la sensación táctil en la fosas nasales. Haremos una respiración mucho más lenta y relajada que en la fase anterior, tratando de que el aire que respiramos sea inaudible y así mucho más sutil el proceso.
En la inhalación visualizamos cómo entra el aire, con esa pequeña expansión del abdomen, desde el chakra primero hasta el sexto, haciendo pequeñas subinhalaciones, breves tomas de aire por cada chakra. Al llegar al sexto chakra y final de la inhalación, nos quedamos uno o dos segundos sin respirar, observando esa pequeña retención, que seguidamente integramos con el proceso de expulsión de aire, totalmente libre, más ágil y fluido que la inhalación.
Al terminar con la exhalación volvemos a observar esa pequeña pausa de no respiración que se da antes de volver a inhalar. Prestamos especial atención a ese proceso de nueva vida, de nueva toma de energía, altamente purificadora y sutil que es la inhalación, tratando que esas subinhalaciones por cada chakra sean equilibradas, durando el mismo tiempo en su asenso. Seguidamente se efectuará el ya mencionado proceso de retención de dos o tres segundos hasta volver a exhalar, consciente y liberadoramente. Vamos repitiendo estas respiraciones durante tres o cinco minutos.
FASE 4. Atención y relajación consciente
Terminaremos nuestra meditación con una respiración todavía más libre, donde inhalación y exhalación se producen espontáneamente, como si fueran esas olas del mar que van y vienen de dentro hacia fuera y nosotros estuviésemos flotando sobre ellas. Estamos flotando en la respiración, fluyendo en ella. En la inhalación todo nuestro cuerpo, poros de la piel, músculos, órganos, huesos... sienten el aire vital, la energía pura y luminosa, todo nuestro Ser se deja llevar por el prana que todo lo abarca.
Si en la inhalación observamos alguna parte de nuestro cuerpo en tensión, o un pensamiento inoportuno, preocupaciones o cualquier otra distracción, ni nos preocupamos ni tratamos de evitarlo, solamente nos damos cuenta, tomamos absoluta conciencia de eso que está pasando y aprovechamos la exhalación para liberarlo, para soltar todo lo que hay que soltar, para fluir con el aire saliente y con él abandonarnos a esa sensación de profunda paz al ser llevados hacia la expansión del aire, que nos vacía sublimemente y nos relaja tal como nunca nos habíamos relajado.
En la inhalación nuevamente tomaremos conciencia de todo el ser, de una forma integral, no por regiones separadas sino todo el ser al unísono que se baña de esa toma de aire vital, intenso, activo y atento. Si observamos de nuevo cualquier otro fenómeno más allá del solo hecho de respirar, nos damos cuenta de él, otra vez, y solo el hecho de saber que con la exhalación nos desprenderemos de todo ya nos libera, como si bajásemos en canoa por la suave corriente de un río, donde no hay que hacer ningún esfuerzo para que la bajada se produzca, vivimos intensamente ese proceso donde la exhalación nos conduce a la liberación total y natural.
Repetiremos alternativamente ambos procesos de inhalación-activación-atención y exhalación-desactivación-liberación alrededor de 10 a 20 minutos hasta terminar nuestra meditación cuando así lo sintamos.
Fuente: http://www.articuloz.com/meditacion-articulos/tecnica-de-meditacion-energetica-944687.html
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