MEDITACIÓN CON LOS ÁNGELES DE LUZ
Nos ponemos cómodos y comenzamos a centrar la atención en el aire. Vamos a ver al aire como una luz y vamos a hacer que esa luz, entre por nuestra nariz, pase por nuestra garganta y llegue a nuestro corazón. A medida que el aire sigue entrando y saliendo lentamente, vamos a ver como una luz dentro de nuestro corazón comienza a crecer, y comienza a llenar todo nuestro cuerpo físico por dentro, cada célula
de nuestro cuerpo físico va a transformarse en una luz, que a su vez va a irradiar luz.
Vamos a vernos rodeados de luz y vamos a hacer ahora que crezca sin límites, hacia arriba, hacia abajo y a todo nuestro alrededor, hasta que nos vemos envueltos por un gran globo de luz. Vamos a soltar ese globo de luz y sentimos que volamos hacia arriba, estamos livianos y sin formas volando libremente hacia el sol.
De ese gran sol salen rayos de todos los colores y nosotros vamos volando hacia ellos, podemos sentir la calidez de esta luz. Ahora vamos a entrar a uno de estos rayos que salen del sol, entramos al rayo color violenta primero. Vamos a ver a nuestro alrededor ángeles color violeta, energías de diversas formas que nos
rodean y juegan con nosotros, nos acarician con sus suaves alas.
Seguimos avanzando y los ángeles son cada vez mas grandes, jugamos, bailamos con ellos, sus energías pasan a través nuestro y con sus solo contacto trasmuta todo lo que pudiera ser negativo en nosotros en luz. Así nos sentimos cada vez más livianos y libres.
Seguimos volando hacia el centro del sol y vamos a entrar ahora a un rayo color azul, vamos a saludar a los ángeles azules y también jugamos con ellos, nos divertimos, reímos y hacemos rondas. A medida que vamos avanzando y jugando nos sentimos cada vez más fuertes, más seguros, más vitales, sentimos que podemos lograr todo lo que queremos, y seguimos avanzando, jugando y volando.
Ahora vamos a entrar a un rayo color oro, es una luz muy dorada, los seres angélicos de esta luz nos acompañan a medida que avanzamos, sentimos su presencia y entendemos que tanto ellos como los otros ángeles, siempre están con nosotros, que son nuestros compañeros fieles de ruta en nuestro camino hacia Dios, y entendemos también
que tenemos un hermoso trabajo en común junto a ellos y nos sentimos más alegres, más contentos, y seguimos jugando, saltando y riendo.
Ahora vamos a ir volando a un rayo de color rosa, sentimos su calidez y su dulzura, dejamos que esta luz pase a través nuestro y nuevamente nos encontramos con nuestros compañeros de viaje, con los ángeles del amor, y todo lo hacemos con amor, jugamos con amor, cantamos con amor, disfrutamos con amor, trabajamos con amor y podemos sentir ese amor por todo lo que nos rodea.
Seguimos jugando y avanzamos ahora a un rayo color blanco y entramos en él, ahora nos encontramos con ángeles blancos, que nos trasmiten su pureza, sentimos que nos equilibramos con esta luz, nos armonizamos.
Volamos, jugamos y nos dirigimos ahora a un rayo color verde y entramos en él, ahora los ángeles son de color verde, sentimos como sus alas nos acarician, y cuando esta energía pasa a través nuestro sana todo a su paso, así jugamos y sanamos.
Así seguimos volando hacia el centro del sol, y entramos ahora a un rayo color naranja, con ángeles naranjas que nos acompañan en nuestro camino, sus alas nos acarician y nos trasmiten serenidad, nos serenamos con esta luz, y seguimos jugando, haciendo rondas volando y riendo.
Llegamos así al centro del sol y nos encontramos rodeados de una luz de un brillo muy intenso, de muchos colores, sentimos como aumenta nuestra vibración, y sabemos que llegamos al Padre y nos unimos a El, y podemos comprender que nunca estuvimos separados, que nuestra unión siempre existió y que así será siempre y nos sentimos
profundamente amados por el, vamos a disfrutar de este momento.
Ahora, lentamente, siempre respetando nuestros tiempos internos vamos a comenzar a volver, rodeados por los ángeles, juntos, ellos y nosotros vamos a volver, jugamos y regresamos y así volvemos al lugar de donde salimos.
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