BEBER AGUA ES UN RITUAL CASI SAGRADO
FUENTE: Masaru Emoto
Es una redundancia preguntarle qué quiere tomar durante la entrevista. "Agua, por favor", pide enseguida y frunce el ceño ante la invitación a un café, o una gaseosa. Así, de movida, deja en claro que lo importante es el qué, y no tanto el cuánto, aunque si el cómo. ¿Más claro? ¡A echarle agua! "Hay que beber mucha, pero sólo para tomar una mayor conciencia sobre ella y sentirla en nuestro cuerpo. Hidratarse no debe ser una obligación de consumir determinados litros diarios, sino un ritual casi sagrado de alegría y bienestar consciente en cada vaso. Es bueno introducir líquido en nuestro cuerpo, pero no cualquier cosa", explica en referencia a la diversidad de opciones que nos acerca el mercado a la hora de saciar la sed.
Masaru Emoto nació en Yokohama, Japón, está por cumplir 65 años y desde hace décadas se dedica a estudiar los mensajes ocultos del agua. Algunos lo consideran científico y lo llaman doctor, pero él prefiere presentarse como "un hombre común". Es que sus estudios universitarios señalan que es doctor… pero en relaciones internacionales. Eso sí: se graduó en Medicina Alternativa en la India. Aunque no es su primera vez en Argentina, esta es la primera oportunidad que tiene para presentar El ser humano y el agua, la conferencia que lo tiene de gira por el mundo. Sus estudios pueden despertar esperanzas en unos, y suspicacias en otros: intenta demostrar que este elemento que nos da la naturaleza en estado líquido puede curar. "El cuerpo está formado por vibraciones. La persona se enferma cuando empieza a tener una vibración anormal en alguna parte de su cuerpo. A partir de ahí el agua puede devolver el equilibrio y quitar el dolor. Y en la mayoría de los casos no se necesitan drogas", asegura en una de sus convicciones más polémicas.
La comunidad científica va a poner el grito en el cielo… En el mundo de las bacterias hay un 10% bueno, otro 10% malo, y un 80% pensando qué hacer. En el mundo de los seres humanos también. Los científicos no pueden estar de acuerdo con mi trabajo porque eso implicaría dar un giro completo al poder del conocimiento. Hay muchos más intereses puestos en drogas. Claro que me gustaría quitarme el sombrero por el trabajo realizado por muchos de ellos, pero también pedirles que encaren el siglo XXI con una perspectiva más integral. Para que no queden dudas: no soy ni un científico ni un religioso. Soy simplemente un hombre fascinado por el agua.
¿Cree que puede curar enfermedades serias como el cáncer o bien trastornos psiquiátricos graves?
Eso genera muchas expectativas. El agua permite hacer un balanceo completo del organismo y eso fortalece el sistema de defensas, logrando que el cuerpo humano pueda contrarrestar todas las enfermedades por sí mismo. Es un proceso que lleva tiempo, pero que funciona porque el agua va barriendo lo que nos hace mal. Por supuesto que no planteo que sea la única opción, pero me gustaría que la gente comience a intentarlo. Yo tuve una diabetes que me causó gangrena y el rezo que mucha gente hizo en el agua logró que no me cortaran el pie.
¿Cómo se reestablece ese balance?
Transmitiéndole al agua amor y gratitud a través de oraciones mentales y, de ser posible, también escribiéndole palabras cariñosas en un papel para pegarlo a la botella. También hay que decirle cosas lindas en voz alta. Todo eso va a lograr un mejor balanceo del cuerpo. No importa que sea agua directa de la canilla; el amor y la gratitud permiten un resultado positivo. La composición química del agua es H2O, es decir, dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. En términos de gratitud y amor sería: dos "gracias" y un "te amo".
BENDITA AGUA.
Se mantiene perfectamente erguido en el sillón y las puntas de sus zapatos rozan apenas el piso. La mayor parte del tiempo tiene las manos apoyadas quietas sobre la falda. Cuando el mozo llega con la botella de agua que pidió minutos antes, Emoto interrumpe la charla levantado sus brazos, sonríe, cierra los ojos y se inclina. Entonces pronuncia su palabra fundamental: "arigato", cuyo equivalente en español es "gracias". Claro que el agradecimiento no es para el mozo, sino para la botella. No tarda en dar un gran sorbo, tan largo y placentero que hace pensar que está tomando una bebida saborizada, pero no: es a ese líquido inodoro, incoloro e insípido al que ha decidido dedicarle su vida. De hecho, durante la charla, es extraño ver cómo pierde su mirada en el agua antes de dar cada una de las respuestas, como si leyera en ella un mensaje mágico. "Hace 21 años estaba jugando golf con unos amigos. En una mala maniobra me lastimé la pierna y ellos me dijeron: 'Mentalizate en que esta agua te va a hacer bien', y me dieron una botella. Entonces, puse un poco de ella sobre mi herida. Rápidamente comenzó a irse el dolor y yo quedé estupefacto. Desde entonces creo en el agua", cuenta convencido quien ya publicó doce libros sobre el tema, entre ellos El mensaje oculto del agua, su última publicación en donde intenta mostrar a través de fotografías la diferencia que presenta el agua al congelar. Su experimento consiste en poner pequeñas gotas de agua a menos de 25 grados y luego sacarle fotos. Según muestran las imágenes, algunas gotas se congelan con dibujos de cristales bellísimos –parecidos a los de la nieve– y en cambio otras lo hacen de un modo amorfo. Al momento de la explicación, Emoto asegura que los cristales bellos provienen de agua de manantiales puros, pero también de agua de la canilla tratada con palabras y deseos positivos.
¿Por qué cree que trabajar con un elemento tan ancestral como el agua puede aportar una novedad?
Porque creo que si bien está siempre en contacto con nosotros, es en realidad algo muy misterioso. Y todos los problemas de la sociedad están concentrados en ella, lo que la convierte en una temática muy actual. Dicho de otra manera: todos los problemas que hoy tenemos en el mundo se solucionarían si uno pudiera determinar cuáles son todos los misterios que tiene el agua.
¿Y cuáles son esos misterios?
La llave para la felicidad y la esperanza del ser humano está en el agua. Actualmente, obtenemos la energía del carbón, del petróleo, pero el agua es un gran generador de energía. En el momento que sepamos extraerla, vamos a tenerla de forma ilimitada, y eso va a sacarnos de toda esta preocupación y de toda la angustia que hoy vivimos.
¿Cuál debería ser nuestra actitud frente al agua?
Primero y principal, lo que deberíamos hacer es pedirle disculpas por todo este descuido y maltrato que le estuvimos dando. Después habría que decirle gracias y también que la amamos. Deberíamos rendirle culto al agua todos los días.
Disculpe, pero a muchos puede sonarles un poco bizarro… Es que al principio no sería cuestión de tomarlo tan seriamente, como una obligación. El comienzo es empezar a pensarlo y a tenerlo en cuenta cada vez que estamos en contacto con el agua. Tiene que ser algo paulatino, no una imposición. No funciona de ese modo.
Usted dice que la música es importante para el agua. ¿Por qué?
Porque responde a sus vibraciones. Obviamente, siempre es mejor tener un buen ambiente donde ponerla: lugares luminosos en donde haya música armónica. También es muy positiva para ella la presencia de flores. El agua que consumimos no debe estar nunca cerca de peleas y deseos negativos. Esa es una de las peores contaminaciones.
¿Dónde debemos guardar el agua para lograr esta vibración positiva?
Todo depende de cuál haya sido el origen. Por eso, cuando proviene de fuentes poco naturales, lo mejor es conservarla en recipientes de vidrio de color azul. Además, es muy positivo dejar el recipiente con agua al menos tres horas al sol directo; ese mecanismo tan sencillo va a lograr que tengamos un líquido perfecto. Y hay que recordar que siempre hay que enviarle además nuestro amor y gratitud.
¿Le pasó algo realmente misterioso a partir de sus trabajos?
Sí. En agosto estuve en Rusia e hice una oración de gratitud junto al Lago Baikal, una de las mayores reservas de agua pura del mundo que está siendo muy contaminada. ¿Y sabes qué? A las dos horas y media apareció un arco iris enorme y doble en el cielo. ¡Fue un mensaje de Dios! Desde muy chico siempre me gustó una canción de la película El mago de Oz que hablaba del arco iris…
Entonces, en un bar repleto, Emoto canta a viva voz: "Somewhere over the rainbow…", ese clásico que entonaba Judy Garland. Y en cuya letra, dice, él cree más que en nada. "Más allá del arco iris hay un lugar utópico con pájaros azules al que me gustaría ir -dice nostálgico-. Me siento como un viajero de otra dimensión. Antiguamente me hacía llamar misionero, pero me siento más como un mensajero entre la utopía y la realidad".
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